Finalmente, tal parece que la economía no estaba tan bien como aseguraban las espadas más fuertes del oficialismo, con Cristina Kirchner a la cabeza. Las medidas que se anunciaron esta mañana son tan pero tan impopulares que dos ministros debieron anunciarla al mismo tiempo, Amado Boudou y Julio De Vido.
¿Fue acaso la consecuencia de un imprevisto de último momento o el kirchnerismo sabía de antemano que la deficitaria economía argentina iba a estallar, en medio del oneroso festival de subsidios y creciente gasto público? La respuesta es más que evidente.
No solo los críticos han advertido acerca de esto desde hace meses, sino también economistas alineados con el “modelo” K. La ecuación es una real perogrullada: si uno gasta más dinero que el que gana, más tarde o más temprano las finanzas explotarán.
La sociedad pudo percibirlo a tiempo y ello explica la compra indiscriminada de dólares por parte de los ciudadanos, a pesar de las inútiles restricciones oficiales. No es el único síntoma de lo que ocurre hoy, la millonaria fuga de capitales aporta más elocuencia a la cuestión.
Con una crisis mundial en ciernes —que ha explotado ya en varios países del viejo continente— con una demanda cada vez menor de productos argentinos, con un creciente déficit comercial, era evidente que esto ocurriría finalmente.
El Gobierno bien pudo haberlo previsto ahorrando los excedentes del comercio vernáculo registrado en los últimos años gracias a los descomunales precios de los commodities a nivel mundial. Sin embargo, se privilegiaron trivialidades tales como el Fútbol para Todos, LCD “populares”, sueldazos a inútiles gerentes de Aerolíneas Argentinas y hasta el sostenimiento de medios oficialistas que nadie lee pero que reciben pauta publicitaria millonaria.
¿Quién se hace cargo ahora de esa fiesta para unos pocos? ¿Quién deberá ajustarse el cinturón de ahora en adelante por culpa de la imbecilidad de los mismos de siempre? La respuesta ya es harto conocida.
Eso sí, de ahora en más volverá a hacerse célebre una frase que la sociedad acuñó a fines del menemismo: “Yo no la voté”.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1