Luego del cacerolazo que se pudo ver ayer en Capital Federal y en el marco de la protesta de las entidades del campo por el revalúo que obtuvo media sanción este jueves, Axel Kicillof dio una sorpresiva conferencia de prensa sobre la situación de YPF. Allí, aseguró que Repsol llevó a cabo en esa firma una "política deliberada de desabastecimiento para forzar aumentos de precios" de los combustibles.
En tal sentido, el viceministro de Economía aseguró que se encontró en sede de la empresa española "informes confidenciales que hablan de una política deliberada de desabastecimiento para forzar aumentos de precios" en el mercado interno. ¿Nadie le recordó a Kicillof que en los últimos años hubo un representante del Estado en la misma empresa llamado Roberto Baratta? ¿Nunca vio nada este último, tan afecto a refrendar los balances de Repsol, sin chistar?
Con un desconocimiento cabal de la lengua castellana, el viceministro intentó explicar cómo funciona el negocio petrolero, apelando a términos como "pajita" y "clonograma". Todo ello con una innecesaria dosis de histrionismo, en una diatriba más que extensa.
Sin hacerse cargo de la responsabilidad gubernamental respecto del descontrol de Repsol, Kicillof insistió en mencionar que la "anterior administración de YPF 'jibarizó' la empresa y la convirtieron en una compañía con intereses sólo en la Argentina, al apropiarse de los activos que YPF tenía en el exterior".
Además, sostuvo: "seguramente ellos hicieron buenos negocios, pero a nosotros nos generaron un descalabro por la baja en la producción de petróleo, de gas. Actuaron a contrapelo de los intereses de los argentinos". Jamás recordó el funcionario que, tanto Cristina Kirchner como Julio De Vido, elogiaron hasta fines de 2011 la gestión de Repsol y de la familia Eskenazi.
Kicillof insistió: "Repsol logró ganancias enormes" con YPF, que utilizó para "expandirse a nivel internacional" pero producir cada vez menos en el país. Se insiste en preguntar: ¿Qué hizo el representante del Estado en esa firma mientras esto ocurría? ¿Por qué aprobó todos sus balances?
Cuando el viceministro de Economía asegura que Repsol giró dividendos al exterior entre 2003 y 2012 en el orden de los "1.500 millones de dólares anuales", olvida, no solo que el Gobierno nunca controló nada, sino que llenó de elogios a Repsol a lo largo del paso de los años.
Los olvidos de Kicillof hacen recordar la desmemoria de Néstor y Cristina Kirchner, quienes propugnaron por la privatización de YPF en los años 90 —todo a cambio de fondos que luego hicieron desaparecer— y posteriormente se hicieron los desentendidos.
Mientras esto ocurría, desde este espacio se denunció una y otra vez cómo Repsol falseaba los balances de YPF, frente al desinterés explícito de los funcionarios del kirchnerismo. “¿Por qué no se dedican a algo más productivo?”, llegó a decir el ministro de Planificación Julio De Vido a dos periodistas de este medio cuando se le acercaron esas pruebas.
En ese marco, las palabras de Kicillof suenan a hipocresía oficial. Tal vez lo único útil de su conferencia haya sido el anticipo de que la intervención YPF llegará a su fin el lunes próximo, cuando se realice la asamblea de accionistas de la petrolera.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1