Hace poco, desde las virtuales páginas de Tribuna de Periodistas se mostró cómo el hoy oficialista Orlando Barone criticaba duramente a los Kirchner, al comienzo de su llegada al poder, en el año 2003. Lo más asombroso es que el hoy periodista militante lo hizo a través de sus columnas en diario La Nación, el mismo al que hoy critica furiosamente desde la pantalla de la TV Pública.
En las últimas horas, apareció una nueva "revelación", a través del mismo matutino, fechada el 17 de enero de 1999. En esos días, Barone escribió un artículo titulado Las tribulaciones de un proscripto, donde hizo una crítica feroz al intento de re-reelección llevado a cabo por el entonces presidente Carlos Menem.
"Sin entrar en detalles, en cualquiera de los actos civiles y públicos hay proscripciones. Es lógico que alguien que desea ser presidente deba cumplir ciertas condiciones. Aunque casi nadie podría aspirar a serlo si tiene capacidad de autocrítica", comienza Barone su columna.
Para no dejar lugar a dudas, el periodista sentencia que "la angurria de poder es como la del chupete: hay que sacárselo al bebe antes de que empiece a tener vello en el pubis y por más que patalee".
Luego, Barone puntualiza sobre la re-reelección con duras palabras: "Cuando las normas democráticas ponen reparos a la continuada presencia de un solo protagonista en el poder, lo hacen atentas al peligro que tal prolongación entraña. Distinta de las dictaduras, la democracia pone sus topes".
Luego deja una frase curiosa sobre el Justicialismo: "Los peronistas deberían ser los primeros en reaccionar indignados, incluyendo a tantos precandidatos que dudan, como en el juego de la margarita, desconcertados por los ardides del jardinero que los distrae mientras ellos cuentan los pétalos".
Para no dejar dudas respecto a su valoración, Barone insiste: "El peronismo es a la democracia como el rating a la televisión: tiene razón en el número, pero artísticamente se degrada".
Más adelante, el periodista menciona la célebre "operación clamor" sintetizada en "las caravanas de los camiones y colectivos que podrían cargarse con simpatizantes que reclamaran un plebiscito popular para habilitar una nueva reelección, y tratar de torcer la ley con la incitada espontaneidad de la masa". Un cuadro similar al que se vive en estos días.
Finalmente, Barone asegura que le resultaría mejor al ciudadano "abstenerse de reelegir al gobernante que probara seguir siendo el mejor de todos, que afrontar el delirio de que éste se lo crea y presuma ante sus gobernados de haberlos hecho felices".
En estos días de militancia furiosa, esas palabras recobran inusual valor. ¿Cómo puede explicar el periodista su asombroso cambio de postura?
Seguramente, en las próximas horas saldrán los defensores del hoy columnista de 678 a defenderlo, como cada vez que TDP se anima a mostrar sus contradicciones.
Sin embargo, hagan lo que hagan, no podrán tapar el sol con un dedo. Jamás podrán negar la elocuente realidad, la que indica que Barone insiste en no resistir el archivo.
Christian Sanz
Seguir a @CeSanz1