Nacido al calor de las operaciones políticas, lo cual recrudeció luego de que fuera adquirido por Cristóbal López, el canal C5N se convirtió en el ícono del “anti periodismo”.
Durante los años del latrocinio kirchnerista, allí solo hubo silencio y complicidad. Al mismo tiempo, se debió tolerar el ataque al periodismo honesto, a aquellos que solo hacían —hacíamos— su trabajo de manera responsable.
Los desaguisados de Amado Boudou, el choreo de Julio De Vido, los vínculos narcos de Aníbal Fernández, el afano de Néstor y Cristina, y tantas otras cuestiones, oscuras todas ellas, fueron barridas bajo la oportuna alfombra por parte de C5N. Ello a cambio de una pauta multimillonaria, que no se condecía con la audiencia del canal.
Luego, cuando el macrismo llegó al poder, los periodistas salieron de su modorra y empezaron a acusar a diestra y siniestra con sus mugrosos dedos, desde pedestales manchados por la corrupción.
Es bien cierto que, en algunos casos, avanzaron en tópicos que merecían desnudarse, que involucraban a funcionarios del gobierno de Mauricio Macri.
Sin embargo, ello pronto se convirtió en un muestrario de extorsiones y operaciones políticas de baja estofa. En mentiras repetidas hasta el infinito, para que parecieran reales. Papelones como el de Santiago Maldonado no hubieran sido posibles sin la eficaz mano de C5N.
Los Roberto Navarro, los Gustavo Sylvestre, los Víctor Hugo Morales y tantos otros operadores, siempre disfrazados de periodistas, solo supieron obedecer las órdenes de su dueño, el oscurísimo Cristóbal López.
No dudaron en hacerlo, jamás les tembló el pulso, aún cuando sabían que estaban vendiendo “gato por liebre”, a pedido de un delincuente de alta laya.
Ahora, cuando la pauta oficial escasea, cuando realmente C5N recibe lo que le corresponde por su gravitación en el aire mediático, la economía del canal flaquea y los periodistas han empezado a poner el grito en el cielo porque no les pagan sus salarios.
¿Qué esperaban aquellos que trabajaron para un tipo como López, que se robó 8 mil millones de pesos evadiendo impuestos al fisco, por lo cual hoy está preso? ¿Pensaron que con ellos Cristóbal sería diferente?
Me encuentro lejos de ser solidario con quienes hoy lloran por no poder cobrar sus sueldos. ¿No es acaso este el precio de trabajar para un tipo como López, como ocurrió antes con otro ladrón como Sergio Szpolsi, quien —nunca me olvido de recordarlo— se robó tres millones de dólares de la AMIA cuando era tesorero?
Como muchos otros colegas, he sido víctima de las operaciones de C5N —al igual que me ocurrió con CN23 e incluso con el programa 678—, medio que ha apelado a las injurias más inverosímiles para intentar golpear mi credibilidad.
Todo llega finalmente, y C5N empieza a derrumbarse como castillo de naipes. Era lo lógico, lo que debía ocurrir. Es innegable que hay quienes mastican vidrio, pero también es bien cierto que, aquellos que lo hacen, jamás lo tragan.