Héctor Adrián Capaccioli está seguro de que vuelve al ruedo de la mano de Alberto Fernández, si es que este gana las elecciones del próximo domingo, claro.
Tanto es así, que lo confirmó a puntuales referentes del sindicalismo, principalmente a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, no casualmente los que manejan los hilos de los negocios de la salud.
Más aún, el otrora superintendente de Servicios de Salud del kirchnerismo jura que tendrá “enorme influencia” en el gobierno de Alberto y Cristina.
Por eso, con la “chapa” que ostenta, empezó a pedir pequeñas "colaboraciones dinerarias" para la campaña del Frente de Todos a esos y otros gremios, aún cuando está prohibido por ley.
Es curioso, porque el propio Capaccioli quedó enchastrado judicialmente por haber hecho lo mismo durante 2007, cuando se comprobó que se lavó dinero en la campaña presidencial de Cristina Kirchner y Julio Cobos. De hecho, esa trama lo tiene a mal traer en estos días por los "oficios" de Ariel Lijo, expediente en el cual aportó prueba quien escribe estas líneas.
A causa de lo escandaloso de la trama, Capaccioli debió renunciar a su cargo, hace exactamente 10 años. Fue después de que se comprobara que existían sugestivos aportes de puntuales narcotraficantes.
También gravitó la aparición de la inquietante trama de la valija de Guido Antonini Wilson, a la que se sumó el triple crimen de General Rodríguez —Sebastián Forza, uno de los aportantes, fue acribillado a balazos—, que volvió todo aún más tenebroso.
Por eso, muchos se preguntan en estas horas: ¿Por qué Alberto decidió recurrir a Capaccioli, un personaje que acumula 9 causas judiciales por corrupción?
No hay respuesta, apenas sí algunas especulaciones. Referidas a millonarios negociados con la salud, que en su momento fueron desactivados por la exministra Graciela Ocaña. Uno de ellos, el peor, fue el que se conoció como la “mafia de los medicamentos”, que dejó un tendal de fallecidos.
¿Volverán esos días, como le promete el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, al titular de laboratorios Elea? Ambos, dicho sea de paso, están involucrados en el mismo entramado que implosionó hace una década. ¿Habrán estado "guardados" esperando el retorno de Capaccioli?
En realidad, este último nunca dejó sus "oficios". Su hija Antonella Sol Capaccioli quedó con una suerte de “ancla” a cargo de ciertos negocios con el Estado.
Justo antes de dejar el poder, en 2009, fue puesta por su padre como secretaria en la empresa Droguería Urbana SA, firma que hoy ha sido reciclada como Audifarm Salud SA. Allí aparece como titular Marcos Hendler, testaferro de Hugo Moyano. El mismo que hoy se frota las manos por el regreso de Capaccioli.
Como se sabe, en la política las coincidencias no existen.