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A pesar de lo que digan, la marihuana sí hace daño

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QUÉ DICE LA CIENCIA Y QUÉ OPINAN LOS ESPECIALISTAS
QUÉ DICE LA CIENCIA Y QUÉ OPINAN LOS ESPECIALISTAS

En los últimos tiempos, se reavivó una vieja discusión respecto a la marihuana y su creciente utilización. ¿Es una droga adictiva? ¿Hace daño o es inocua?

 

Hay quienes están en un extremo y quienes se encuentran en el exacto opuesto. Sin embargo, la verdad reposa en quienes han estudiado con detenimiento sus efectos a lo largo de las últimas décadas.

A ese respecto, debe hacerse una aclaración de entrada: esta nota no es valorativa, sino meramente descriptiva y basada en información científica. La aclaración no es menor, ya que el método científico permite chequear y repetir un resultado utilizando los mismos elementos y condiciones del estudio primario. No hay manera de mentir al respecto.

Aclarado el punto, se hace preciso describir qué es la marihuana, también conocida como cannabis sativa. La mejor puntualización la ha hecho la Organización de las Naciones Unidas: se trata de la sustancia ilícita más utilizada en el mundo.

Lejos de la inocuidad que muchos intentan ver en ella, ostenta un compuesto químico psicoactivo denominado tetrahidrocannabinol (THC) que afecta el sistema nervioso de diversas maneras.

En realidad, la marihuana contiene más de cuatrocientos compuestos químicos diferentes, entre ellos al menos sesenta y seis cannabinoides aparte del THC, tales como el cannabidiol (CBD), el cannabinol (CBN) o la tetrahidrocannabivarina (THCV). Todos ellos, como se dijo, afectan la conducta de quien la consume.


Qué dicen los estudios científicos

 

Discutir acerca de la valoración de la marihuana no tiene sentido, hay quienes la defenderán y quienes la denostarán. No obstante, existen estudios científicos que han demostrado el daño que esta hace al organismo.

Uno de ellos, dado a conocer en agosto del año pasado, demostró que deteriora ostensiblemente la capacidad cerebral.

La investigación ha sido una de las más amplias que se llevó a cabo y siguió durante más de 20 años a un grupo de unos 1.000 jóvenes en Nueva Zelanda.

Los especialistas encontraron que, aquellos que habían comenzado a usar marihuana antes de cumplir los 18 años -cuando su cerebro estaba aún desarrollándose-, mostraban una reducción "significativa" en su coeficiente intelectual.

¿Cómo se llevó a cabo la indagación? La principal impulsora fue la profesora Madeline Meier de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos, quien analizó el impacto del uso de marihuana en varias funciones neuropsicológicas de 1.037 individuos nacidos entre 1972 y 1973.

A su vez, diversos científicos siguieron a los participantes hasta que cumplieron 38 años. Llevaron a cabo estudios cuando eran niños, antes de que empezaran a usar la droga, y posteriormente entrevistándolos de forma continua.

Para obtener los resultados los investigadores tomaron en cuenta factores como dependencia de alcohol o tabaco, uso de otras drogas y el número de años en educación.

Encontraron que los participantes que habían usado persistentemente marihuana mostraban un "amplio deterioro" en varias áreas neuropsicológicas, como funcionamiento cognitivo, atención y memoria.

“Los individuos que usaban la droga de forma persistente -que la habían fumado al menos cuatro veces a la semana año tras año durante su adolescencia, sus 20 años y, en algunos casos, sus 30 años- mostraron una reducción en su coeficiente intelectual (CI)”, según reveló oportunamente BBC Mundo.

¿La conclusión? Cuanto más fumaba el individuo, mayor era su pérdida en el CI. El efecto fue más marcado en aquéllos que comenzaban a fumar marihuana siendo adolescentes.

Y allí aparece un dato aún más preocupante: al dejar de usar marihuana, los afectados no lograron restaurar completamente su pérdida de CI.

A ese estudio, debe sumarse el que publicó la revista científica la revista Neuropsychopharmacology en septiembre de este año. Allí se echaron por tierra tres mitos que suelen mencionarse respeto a su utilización: que es inocua, menos tóxica que el tabaco y que no genera adicción.

De acuerdo con el estudio —en realidad, se trató de varios de ellos—, realizado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés) y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, el consumo regular de marihuana durante la adolescencia daña a largo plazo la cognición y aumenta el riesgo de enfermedades psiquiátricas, como la esquizofrenia.

Parte de la experiencia se hizo con ratones adolescentes y allí se encontraron pruebas de que la exposición a esta droga durante esta particular etapa, cuando las áreas prefrontales del cerebro están en desarrollo, puede producir el deterioro cognitivo a largo plazo.

En este caso, las oscilaciones corticales en la corteza del cerebro de los roedores se vieron reducidas en aquellos que estuvieron expuestos a dosis bajas de cannabis durante 20 días, a diferencia de los ratones que no fueron expuestos a la misma dosis durante el mismo lapso.

Según los manuales de psiquiatría, las oscilaciones corticales se reducen también en la esquizofrenia y otras enfermedades similares. Por otra parte, estas juegan también un papel importante en funciones cognitivas como la atención, la integración de la información sensorial y la memoria de trabajo.

Ya en 2007, otra investigación similar había demostrado que el cannabis puede provocar enfermedades psicóticas como la esquizofrenia.

La investigación fue llevada a cabo por el equipo del Instituto de Psiquiatría del King's College en Londres sobre un grupo de voluntarios “sanos” a los cuales les dieron tetrahidrocannabinol.

Allí descubrieron que la sustancia reduce la actividad en un área del cerebro encargada de mantener bajo control a los pensamientos inapropiados.

El THC es el compuesto que tira abajo otro mito: el que asegura que no existe adicción a la marihuana.  Juan Carlos Mansilla, director del Centro de Asistencia a la Drogodependencia de la Universidad Nacional de Córdoba, lo dijo claramente: "Estamos viendo que el nivel de consultas por consumo de cannabis ha aumentado drásticamente".

El mismo profesional asegura que existe una tendencia creciente entre jóvenes y adolescentes “de mayor abandono escolar y de mostrar comportamientos y crisis psicóticas". Según Mansilla, se debe “a la mayor concentración de THC que se ha encontrado en el cannabis".

La investigación del facultativo fue presentada en una conferencia sobre el impacto del uso del cannabis en Londres y es irrefutable.


Palabra de especialista

 

Claudio Izaguirre es presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, entidad que asesora y trabaja en la recuperación de adictos a diario.

No se trata de cualquier especialista, sino de alguien que supo consumir drogas ilícitas durante largo tiempo y se dedicó, luego de recuperarse, a alertar sobre el uso de los estupefacientes.

Según Izaguirre, el THC es 4000 veces más poderoso que el alcohol, lo que fue avalado por el Medical Center METZ-TIOMILLE de Francia.

“Después de fumar, tenés problemas para aprender, ya que la marihuana te inhibe la memoria reciente, también hay una merma o sensible baja en el rendimiento”, dice el especialista.

Y agrega: “Por el uso de la marihuana aparece la falta de motivación, la fatiga, la apatía, la pérdida de interés por todo lo que te rodea, por las cosas que solías disfrutar. La escuela, el trabajo, el fútbol, la familia y los amigos ya no son importantes”.

Izaguirre alerta a través de su propio portal de Internet acerca de los peligros del uso de esta droga. A saber:

La marihuana y las neuronas

¿Sabías que el THC es un potente disolvente de grasas y que al posarse en las neuronas derrite la mielina, ocasionando la muerte de la neurona?

El Dr. M. Henkerman en 1990 descubrió que el THC se posa en las neuronas del área límbica, hipocampo, cerebelo y lóbulos frontales. De esta manera las neuronas encargadas de frenar los instintos del ser humano son afectadas. El consumidor reacciona entonces como un animal, en forma extremadamente irritable a situaciones cotidianas. El estado de ira es intermitente, acompañado de bruscos cambios de carácter sin explicación lógica. La persona ha dejado de controlar sus instintos, lo que traerá como consecuencia que lo aparten de la sociedad en que vive.

La marihuana y el tránsito

¿Sabías que la marihuana te quita los reflejos y pone en peligro tu vida?

En un estudio publicado por el NIDA (Instituto de Drogas de Abuso de Estados Unidos) sobre conductores de vehículos con test positivo de marihuana, el 88% oscilaron entre estado moderado o de extrema intoxicación y el 12% no mostraron tener signos de intoxicación. La totalidad de los conductores intoxicados con marihuana fueron sometidos a una evaluación y todos fallaron debido a la perdida del equilibrio y a la incoordinación motriz.

La marihuana y el cáncer

¿Sabías que los componentes cancerígenos de la marihuana son: benceno, ácido cianídrico, amoníaco acroleina y benzopireno?

El benzopireno, es un cancerígeno altamente poderosos, que se encuentra en una proporción 50 veces mayor en la marihuana que en el tabaco.

Heber Tuchman Dupessis miembro de la Academia de Medicina de París afirmó que: “Recientes hallazgos han relacionado el consumo frecuente de marihuana por mujeres embarazadas, con una forma poco común de cáncer en sus niños. Se trata de la leucemia no linfoblástica. La leucemia es 10 veces más frecuente en bebes nacidos de madres que fuman marihuana, que aquellos otros que no han sido expuestos a la droga.

La marihuana y el síndrome de abstinencia

¿Sabías que el grupo de Gaetano Di Chiara de la Universidad de Cagliari, Italia, en 1997 comprobó que el síndrome de abstinencia a la marihuana se encuentra enmascarado, ya que tarda mucho tiempo en ser desechada por el organismo?

Al retirarle la droga en un instante con métodos químicos, a una rata intoxicada con marihuana, este grupo científico comprobó, que los roedores reaccionaban con el mismo síndrome de abstinencia que provoca la cocaína, la heroína y el alcohol.

En este sentido, para Di Chiara, la marihuana predispone el cerebro para buscar luego drogas más poderosas, ya que la marihuana es capaz de provocar este síndrome característico de las drogas duras.

La marihuana y sus efectos

¿Sabías que la marihuana torna distraída y perdida a la persona que la usa?

Confunde la noción del tiempo, dificulta el pensamiento y la concentración, distorsiona la percepción y el sentido de la realidad. Ocasiona alteraciones en la vida social. Provoca irritabilidad, insomnio y debilidad.


Concluyendo

 

Con todo lo que se publicó anteriormente, la mayoría basado en investigaciones científicas irrefutables, ¿cómo es que aún hay personas que insisten en sostener los supuestos beneficios de la marihuana?

La respuesta la aporta Eduardo Kalina, psiquiatra especialista en adicciones: “El juego de intereses creados y el buen manejo del narcocomercio han hecho un trabajo de marketing fantástico para la marihuana absolutamente disociado de la investigación científica”.

En tal sentido, el facultativo asegura que no es nuevo lo que se ha descubierto sobre esa droga en los últimos años: “En 1971, en la revista médica más prestigiosa del mundo, Lancet, los doctores Campbell, Evans y otros describieron las atrofias cerebrales que causa. En nueva Zelanda hicieron una experiencia muy valiosa porque siguieron por muchos años a los consumidores. A su vez, en la revista Adictions se publicó que nuevos estudios mediante resonancia magnética nuclear cerebral muestran daños ultramicroscópicos que al comienzo no se ven”.

Finalmente, Kalina embiste contra el “invento de que la marihuana sirve para curar el cáncer, el sida, el glaucoma, la apendicitis aguda”. Otro de los mitos largamente divulgados en portales de Internet que no tienen ningún rigor científico.

La única realidad es lo que ocurre en estas horas mientras estas líneas terminan de escribirse. Cientos de jóvenes y no tan jóvenes alimentan con su dinero y su salud un negocio millonario, impulsado por narcotraficantes que no tienen escrúpulos y que les dirán cualquier cosa a efectos de hacerlos caer en la tentación de los narcóticos.

Pero el narco es vivo y solo habla de la boca para afuera: no se droga ni permite que sus hijos se droguen. ¿Por qué se comporta de esta manera si, supuestamente, la marihuana no hace nada? ¿Por qué no consumir si se trata de una simple “plantita” que no genera adicción?

No lo hace por algo sencillo: el traficante de drogas sabe que eso es una burda mentira. Un dato que tal vez los lectores desconozcan —y que es oficial— tal vez ayude a entender de qué va la cosa: una de cada cuatro personas que piden asistencia a la Sedronar por problemas de adicción, lo hacen porque son dependientes de la marihuana.

 

Christian Sanz

 
 

64 comentarios Dejá tu comentario

  1. De verdad que hay personas que no dan para más... y es que de donde no hay no se puede sacar. La marihuana como cualquier otra sustancia en un consumo excesivo por supuesto que es malo al igual que si alguien se bebe 3 litros de agua en poco rato, con la diferencia es que hay gente que ha muerto por beber excesiva agua y nadie ha muerto por fumar demasiada marihuana. Es verdad que cuando fumas andas despistado un rato pero es a corto plazo, he sido estudiante universitaria y puedo dar fe que afecta solo a la memoria a corto plazo, evidentemente no fumaba durante la époco de exámenes. Me paso meses sin fumar y no me pasa absolutamente nada. Me gustaría que hubiese más artículos de gente que de verdad la consume y no de gente que escribe de oídas o que viene de leerse artículos escritos por padres de niños irresponsables que fuman hasta caerse al suelo (pero les aseguro que ni uno ha muerto de eso). Sobre la adicción... me parto y me mondo... resulta que existe gente adicta a las máquinas tragaperras, al bingo, a compras compulsivas, gente adicta a comer sus propios pelos, uñas, etc... hablando alto y claro, en este mundo hay de todo y seguramente habrá quien diga que es adicto a la maría. Paso de enumerar los beneficios ni de intentar convencer a nadie de nada, que cada uno haga lo que le de la gana siempre que no le fastidie al de al lado. Pero por favor, escriban artículos científicos y reales, no tonterías. Gracias

  2. Ah bueno, entramos a hacer comparaciones.....hay que hablar al descubierto. Si te gusta fumar, fuma. Pero eso de decir que se muere gente por tomar agua y no por porro, jeje. Fuma tranquila, es una decisión personal...siempre que seas adulto. No creo que lo sea en caso de niños o jóvenes. Y de que sirve como referencia para decir que fumar es bueno o malo tu experiencia personal? Hay algunos que no reaccionan de esta forma como en tu caso, a algunos les pega muy mal, y terminan tomando cosas que son mucho más adictivas. Me da la impresión, por lo que escriben los que fuman, que intentan justificarse de algún modo. Sobre todo los que tienen cierta intelectualidad, lo que se contrapone con la misma.

  3. Extraído de www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/chicos-adictos-porro-3339022 ATAQUES DE ANSIEDAD / Raquel y Carlos eran de esos. Podrían poner un asterisco al lado de cada una de esas características. A la joven, que tiene 16 años, el cannabis le apagó esa sonrisa deslumbrante que, tras desintoxicarse en Proyecto Hombre, vuelve a lucir. «Empecé por curiosidad y al final no podía vivir sin cannabis. Si no lo tenía a mi alcance me daban ataques de ansiedad», recuerda agarrándose a la mano de su padre. La joven pone sobre la mesa la principal mentira sobre el cannabis. «Te dicen que no genera adicción. Pero sí lo hace», dice. Y asegura que en los momentos de máxima adicción, pese a que apenas tenía 15 años, llegó a fumar «23 porros en un día». «Me levantaba y me fumaba uno. Estaba todo el día colocada». Su padre no le suelta la mano. Es difícil determinar quién se agarra a quién. Quizás los dos lo hacen. Ahora están muy unidos, pero han pasado una pesadilla. Manuel, un hombretón de manos recias, se descompone al recordar los hechos. «Raquel era una niña 10. Se sacaba bien los cursos, era cariñosa, tenía don de gentes. Era mi princesita y, de repente, se convirtió en un ogro. Todo eran gritos, golpes, enfados», explica. Ni recuerda las veces que hubo de llamar a los Mossos, pues pasaban las horas y la joven no volvía a casa. «Los padres estamos demasiado ocupados en nuestros trabajos, en la hipoteca, en el dinero. Debemos estar más pendientes de nuestros hijos porque esa droga, la marihuana, está por todas partes», dice. Raquel reconoce que, pese a que solo tenía 13 o 14 años, le era muy fácil conseguirla. «Yo entraba en clubs cannábicos a pillar marihuana y me la daban a pesar de que solo era una cría», comenta. «Te quedas sola. Vas perdiendo a tus padres y te alejas de todos aquellos amigos que no fuman. Es un agujero. Al final solo quieres estar en un parque fumando», dice. Tras un año y dos meses en Proyecto Hombre, Raquel es una nueva persona. «La vida me ha dado otra oportunidad». Manuel, como padre, ha extraído varias lecciones. «La principal es que, si tu hijo tiene una adicción, has de acudir a profesionales como Proyecto Hombre. Tú solo no sabrás hacerlo. Si la encierras, se escapará. Si le prohíbes ir con tal o cual amigo, se irá seguro con ellos. Si le chillas, se cerrará en sí misma». Carlos, cuando echa la vista atrás, también rememora aquellos choques con sus padres. Él, que empezó a fumar con 17 años, estaba en pleno hundimiento. «Empiezas de broma, por curiosidad, y vas cayendo». A él, como a Raquel, le hace gracia cuando se habla de la aparente inocuidad del cannabis. «No solo genera adicción, sino que es la puerta a otras drogas, pues al final necesitas otros estímulos más potentes», comenta Carlos, que llegó a fumarse 13 gramos en un día.

  4. Me voy a trabajar a las 06:30 un miércoles, un día cualquiera y común de semana, y acabo de ver a un pendejo de mi cuadra fumando porro a esta hora...es normal????????

  5. Al leer este parrafo me di cuenta que este articulo no tiene un fundamento coherente. Soy fumador y me considero una persona muy centrada en mi vida y en las acciones que tomo. El Dr. M. Henkerman en 1990 descubrió que el THC se posa en las neuronas del área límbica, hipocampo, cerebelo y lóbulos frontales. De esta manera las neuronas encargadas de frenar los instintos del ser humano son afectadas. El consumidor reacciona entonces como un animal, en forma extremadamente irritable a situaciones cotidianas. El estado de ira es intermitente, acompañado de bruscos cambios de carácter sin explicación lógica. La persona ha dejado de controlar sus instintos, lo que traerá como consecuencia que lo aparten de la sociedad en que vive.

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